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Egipto siempre ha sido uno de los destinos más deseados por el turismo español. El Nilo, las pirámides, templos como el de Abu Simbel y en definitiva miles de restos de la antigüedad faraónica atraen a visitantes de todo el mundo.
La realidad es que una gran muestra de este patrimonio, que puede parecernos lejano, es visitable en nuestro entorno más cercano. Sarcófagos, restos de construcciones, momias e incluso templos pueden contemplarse a solo unos kilómetros de nuestros hogares.
Museos temáticos: entre faraones y momias
Son varios los museos dedicados específicamente al antiguo Egipto en España. Colecciones privadas que superan el millar de piezas y que nos transportan a un lugar y un espacio a miles de kilómetros y años.
El primero en abrir sus puertas fue el Museo Egipcio de Barcelona. Un espacio de más de 2.000 metros cuadrados que cuenta con una colección permanente formada por aproximadamente un millar de piezas. Entre ellas, destacan las estatuas de Ramsés III o Nectanebo I. Además, cuenta con diferentes objetos como sarcófagos, elementos de joyería o diversas estelas. Son frecuentes también las exposiciones temporales que hace referencia a Nefertiti o Tutankhamón.
En Cataluña también es visitable el Museo de Montserrat (Barcelona), en el que podemos ver una serie de piezas que van desde restos escultóricos a figuras funerarias. También, en la Biblioteca Museo Víctor Balaguer (Vilanova i la Geltrú), puede contemplarse la pequeña momia de un niño que popularmente es llamado "Nesi". Dos espacios que no están dedicados específicamente al antiguo Egipto pero que contienen una muestra bastante llamativa de este.
Fuera de Cataluña, el Museo Liceo Egipcio, situado en León, es otro de los lugares de referencia para contemplar desde momias a diferentes papiros. La entrada, flanqueada por dos estatuas de dos metros de altura del faraón Seti, ya sirve de muestra para intuir lo que encontraremos en su interior. Un espacio inusual en plena Castilla y León que contiene más de 600 piezas de arte no solo faraónico, también copto o grecorromano. Además, posee de una biblioteca de más de 4.000 volúmenes especializados en Historia Antigua y Egiptología. También dispone de una variada oferta de actividades, desde talleres a degustaciones egipcias. A su vez, durante el verano suelen realizar visitas nocturnas.
El MAN y su colección egipcia
El Museo Arqueológico Nacional (MAN) también posee una parte del antiguo Egipto en su interior. En el recorrido histórico que podemos realizar dentro del monumental edificio existen tres salas dedicadas a “El Nilo: Egipto y Nubia”. La exposición cuenta probablemente con el mayor número de piezas de la antigüedad egipcia en España. Junto a todo ello, también se pueden ver una serie de restos nubios y de Oriente Próximo.
Vestigios impresionantes de la necrópolis de Saqqara, una de las más importantes, pueden visitarse en el MAN. Es el caso del ataúd de Taremetchenbastet, una momia o varias máscaras mortuorias. Entre otras piezas de las salas, destacan varios amuletos o la caja de Ushebtis de Khabekhent, artista que trabajó en el Valle de los Reyes. En total, una serie de más de 500 vestigios milenarios, que están vinculados de forma importante al mundo funerario. Una de las mejores formas de adentrarse en esta parte del MAN es a través de las visitas temáticas al Museo Arqueológico Nacional o de la visita guiada al Museo Arqueológico Nacional de España.
Si queremos seguir viajando por el antiguo Egipto en Madrid, a pocos metros del MAN se encuentra el conocido Templo de Debod. Una construcción egipcia que fue trasladada íntegramente desde el país africano hasta el Parque del Oeste, junto al Paseo Pintor Rosales. Situado en la aldea de Debod, a las orillas del Nilo, fue ordenado construir hace unos 2.2000 años por el monarca Adijalamani de Meroe, en honor Amón de Debod e Isis de Filé. Acabó abandonado y en el siglo XIX volvió el interés hacia él por parte de numerosos exploradores y arqueólogos.
¿Cómo llegó a nuestro país? Pues bien, fue un regalo del gobierno egipcio al español en 1968, consecuencia del apoyo de este para la construcción de la Presa de Asuán. A lo largo de estos 50 años ha tenido un importante problema. Lógicamente, un templo egipcio no está preparado para “sobrevivir” en el clima madrileño. Es por ello que ha sufrido importantes daños, fácilmente apreciables. De hecho, este mismo año, tras la borrasca Filomena, el arqueólogo Zahi Hawass pidió por carta al alcalde de Madrid que se protegiese el recinto, una solución que se está estudiando en la actualidad. Más allá de esto, sin duda queda claro que es uno de los lugares más icónicos de la capital.