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23/03/2016
En Zamora (Castilla y León) se vive la Semana Santa de manera muy especial. Es una Semana Santa sobria, muy sentida, y a la vez elegante.
Se declaró de Interés Turístico Internacional en el año 1986, y el pasado año, fue declarada Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y león, bajo la supervisión del Ministerio de Cultura -Gobierno de España-.
El Jueves Santo, la Procesión del Yacente, se vive y se siente en primera persona. Miles de zamoranos emocionados y grandes cruces de madera, acompañan el recorrido por las encantadoras calles de la ciudad. Los únicos sonidos que se oyen, son las campanillas y los golpes de hachones sobre el suelo. Llegan hasta la plaza de Viriato, interpretando de forma conmovedora el Miserere.
Otros momentos muy especiales en la ciudad de Zamora, son el tradiciones como el "Juramento del Silencio", que el alcalde o alcaldesa hace en nombre de los zamoranos, durante la procesión del Cristo de las Injurias. O también la austeridad que tiene la procesión de las “capas pardas”.
Pero la característica Semana Santa de Zamora, no sólo se aprecia en las procesiones, sino también en la gastronomía: en la madrugada del Viernes Santo, se suele preparar la sopa de ajo.
En los bares del barrio de La Horta, tienen por costumbre el Domingo de Resurrección, servir el “Dos y pingada”. Un plato típico para almorzar, que consiste en dos huevos fritos, dos o tres magras de cerdo (jamón serrano a medio curar) a la sartén, acompañado de pan.