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21/08/2017
Entre las diferentes fiestas que se celebran durante este mes por toda España, son famosas también aquellas que tienen como protagonista algún producto de la tierra, como es el tomate. Dos fiestas declaradas de Interés Turístico, son el Cipotegato de Tarazona (Zaragoza), y la Tomatina de Buñol (Valencia). Ambas, tienen lugar los últimos días de agosto.
Del 27 de agosto al 1 de septiembre: El Cipotegato de Tarazona.
Se trata de una tradición festiva, que tiene lugar en la localizad zaragozana de Tarazona. Los protagonistas son el Cipotegato (un bufón) y los tomates que son lanzados a su paso por las calles.
El Cipotegato es el personaje central, que cada 27 de agosto a partir de las 12:00 horas, recorre las calles de la localidad mientras la gente le lanzan tomates. Va disfrazado de arlequín, y se abre paso entre la multitud en las calles que se van lanzando entre sí los tomates. El camino del Cipotegato se convierte en un combate festivo de esta hortaliza. El punto anecdótico lo pone el Cipotegato, que es el único en conocer el itinerario. Aunque siempre empieza y termina en la plaza de España.
Al finalizar el recorrido, el Cipotegato es levantado para llevarlo hasta un monumento en su honor, mientras se grita “¡Cipote, cipote!”. Éste al llegar al monumento, le ata un pañuelo, para dar paso al inicio de las fiestas mayores de Tarazona.
El programa de estas fiestas, se prolonga hasta el 1 de septiembre, teniendo cabida verbenas, pasacalles, espectáculos taurinos, baño de espuma, bailes folclóricos, etc. El día grande de estas fiestas es el 28 de agosto, que es cuando tiene lugar la misa en honor al patrón de Tarazona, San Atilano.
30 de agosto: La Tomatina de Buñol.
La famosa y multitudinaria Tomatina de Buñol, tiene su origen en una pelea entre jóvenes, que tuvo lugar en 1945. Desde ese año, no ha dejado de celebrarse esta “batalla” de tomates el último miércoles de agosto.
Una peculiar fiesta, que congrega cada año a multitud de personas con ganas de divertirse tirándose tomates. Una alegre batalla campal, donde disfruta todo el mundo como niños lanzándose tomates unos a otros.
La fiesta comienza a las 9 de la mañana en la plaza de Buñol, donde el Ayuntamiento reparte bollos para coger fuerzas. Poco a poco se va llenando la plaza de gente. Antes de la batalla, se levanta un palo enorme cubierto de jabón, y en cuyo extremo se coloca un jamón. Los más atrevidos, intentan trepar el palo hasta lo más alto para conseguir el jamón. Mientras tanto, desde los balcones, se van lanzando cubos de agua a quienes van llegando, como preparatorio a la Tomatina.
A las 11, suena el disparo que marca el inicio de la batalla, y al fondo de la calle aparece el primer camión cargado de tomates, mientras hace sonar la bocina para anunciar su llegada. La gente que va en el remolque, empieza a lanzar los primeros tomates.
Al detenerse el camión, se suelta la “munición”. La multitud se abalanza para coger sus provisiones, y es entonces cuando todo se convierte en una gran "salsa" de tomate. Van llegando uno tras otro los camiones cargados, y continúa la batalla, hasta que se produce el segundo disparo que pone fin a la misma. Es entonces cuando se inicia la dura tarea de limpiar a los participantes con mangueras, quienes ya están pensando en volver al año siguiente.
Más información: www.latomatina.info / www.tarazona.es