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01/09/2015
Otro de los enclaves, que se ha elegido para el rodaje de la sexta temporada de "Juego de Tronos", es Castillo de Santa Florentina. Y no es para menos, viendo la espectacularidad de esta construcción.
Un Bien de Interés Cultural del siglo XI, que se encuentra en Canet de Mar (Barcelona). Este castillo se edificó sobre los cimientos de una antigua villa romana “Domus”, que sirvió como núcleo urbano y fue zona de producción vinícola.
A lo largo de su historia, ha sido propiedad de familias notables catalanas, cuya descendencia aún perdura en nuestros días.
Las noticias de este lugar, están documentadas ya desde el siglo XI, como una antigua Domus, cuyo propietario fue Guadimir de Canet (1024) y de Gilabert de Canet en el año 1041). Se fortificó para defenderse de las incursiones piratas.
En el siglo XIV, al pasar a manos de Ferrer de Canet (bisnieto de Gilabert), esta Domus alcanzó su máximo esplendor. Éste fue un noble caballero, consejero de Alfonso el Magnánimo y el embajador de Pedro el Ceremonioso. Ferrer de Canet, obtiene el permiso para poder fortificar esta casa con dos preciosas torres. Así se protegería de los asaltos y las invasiones piratas del litoral mediterráneo.
Arnau, hijo de Ferrer de Canet, al contraer matrimonio, incorporó los dominios de Besora i Montesquiu.
Su denominación de Castell de Santa Florentina, se debe a la herencia de una reliquia que se trajo de Roma por Ferrer de Canet, como regalo y protección, entregada por el mismo Papa Benedicto XII, y también al recuerdo Florentina Malatto Suriñach, esposa de Ramón de Montaner.
Esta Domus, estuvo bajo la advocación y la denominación de Santa María, a quien se le dedicó una capilla en su interior. Las propiedades de esta Domus, aumentarán considerablemente al contraer matrimonio la hija de Arnau (Antonia de Canet) con Guillem de Peguera.
Ya a principios del siglo XVI, Juan de Peguera, cedió sus derechos a Miquel Spano, cuya hija (Ana) se casó a finales de este siglo con Felipe Dimas de Montaner, Consejero y abogado de la ciudad de Barcelona. Así se incorporó a la Domus el linaje de Montaner, cuya descendencia (con descendencia en la actualidad como veremos en la siguientes líneas).
A finales del siglo XIX, Ramón de Montaner i Vila, propietario de la Domus y un empresario importante del ámbito editorial en Barcelona –editorial Montaner i Simón, hoy la sede de la Fundación Antoni Tàpias- encargó a su sobrino Domènech i Montaner, uno de los máximos exponentes de la arquitectura modernista, la restauración y la ampliación de la Domus.
Domènech i Montaner, fue quien diseñó cada uno de los 3.000 metros cuadrados habitables del Castillo de Santa Florentina. Su equipo se compuso de los mejores artistas de aquel momento. Introdujo el vidrio coloreado con los símbolos religiosos; así como grandes piezas realizadas en mármol para los suelos; increíbles maderas talladas en sus techos, cerámicas, vidrieras, hierros forjados, esculturas…Todo un mundo de arte, elegancia, color, formas, luz, volúmenes…en perfecto equilibro.
Finalmente, este monumental castillo se define como residencia palacio, con toques medievales y románticos. Un castillo armónico en estética y creatividad.
En el año 1908, Alfonso XIII aceptó la invitación de Ramón de Montaner para visitar este castillo y permanecer unos días, acompañado de su corte y con otras celebridades de su época. Durante esta visita, el rey le otorgó pues a Ramón de Montaner el honorífico título de conde de Vall de Canet.
Ya con la muerte de Ramón de Montaner en el año 1921, su hija Julia heredó el Castillo. Se casó con Ricardo de Campany y fueron padres del pintor Ramón de Campany y de Montaner.
En definitiva, se trata de un magnífico edificio sin igual. Un hermoso lugar que inspira las historias más fantásticas.