Palacio de los Hurtado de Mendoza

Uno de los lugares de gran interés que podemos encontrar en la provincia de Soria, es el Palacio de los Hurtado de Mendoza, también conocido como el Palacio de los Altamira.

En la Plaza Mayor de la encantadora villa medieval de Almazán, nos deslumbramos con la fachada majestuosa de este palacio. Es el más importante de todos los palacios de esta localidad. Está declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento desde 1991.

Fue el lugar donde se hospedaron los Reyes Católicos entre los meses de abril y junio del año 1496. También residió en él el príncipe Don Juan hasta marzo de 1497. En 1575 Felipe II, le concedió el Marquesado de Almazán a D. Francisco Hurtado de Mendoza y Chacón.

Se construyó a finales del siglo XV sobre otro edificio anterior, y fue reformado durante el siglo XVI. Hay partes de época tardorrenacentista.

Su parte más antigua, es la que corresponde con la fachada gótica que da al Duero. En ella se conserva en la parte baja, tres arcos apuntados amplios (eran ocho en total); destacando una galería gótico-isabelina, con once arcos rebajados y moldurados con ilustración de bolas. En las enjutas de estos arcos, se encuentran las armas de los apellidos Hurtado de Mendoza, Enríquez, Luna, Zúñiga y Avellaneda.

La cubierta de esta galería es de madera, de estilo mudéjar, con estrellas de a ocho, y con pinturas de motivos vegetales.

Otro resto de su construcción medieval, es un ventanal que se conserva en el patio actual, y que fue en su día la puerta de acceso hasta el corredor superior, mediante un arco carpanel.

Como antes hemos apuntado, al llegar a la plaza mayor, vemos su fachada principal. Realizada de forma elegante y armónica, allá por 1575; año en el qu Felipe II, le concedió el Marquesado de Almazán a D. Francisco Hurtado de Mendoza y Chacón. Está dividida en dos plantas, con torres en sus extremos, y sobresale un cuerpo en su lado izquierdo.

Su preciosa portada renacentista en el centro, y balcón sobre ésta, es la señal de identidad de este Palacio: enmarcados ambos elementos por dobles columnas de estilo jónico, rematándose el conjunto por un frontón curvo, partido, alojando en el centro el escudo nobiliario. Un claro ejemplo del estilo manierista, como se ve en las dos figuras alegóricas que están recostadas sobre el arco, sujetando el escudo.