Monasterio de San Isidoro del Campo

Ambos templos paralelos del monasterio, responden a la tipología arquitectónica de iglesias fortificadas construidas tras la reconquista. Tienen una sola nave que se divide en tres tramos y de planta rectangular cubierta por bóvedas de crucería. El ábside es pentagonal con apariencia fortificada en su exterior al ser almenado y tener matacanes.
 

La construcción de estas iglesias representa un ejemplar magnífico de la arquitectura mudéjar en Sevilla (siglo XV). Su edificación se realizó en ladrillo, aunque con algunos elementos estructurales de piedra (portadas, arcos, nervios, capiteles, etc.). Sus cubiertas se disponen en terraza y el perímetro exterior se remata con merlones piramidales. La nave se cubre con bóveda de nervios diagonales y arcos fajones apoyados sobre capiteles y columnas adosadas en pilares.
 

El acceso a las dos se hace mediante una portada gótico-mudéjar de ladrillo agramilado (imitando hiladas), elevada sobre un zócalo de mármol blanco. Esta portada se encuentra en el muro del Evangelio de la Iglesia de Don Juan. El vano es apuntado y abocinado en el que se superponen varias arquivoltas. Se enmarcan éstas por un alfiz decorado con lacería mudéjar vidriada en las enjutas. Sobre la portada se abre un arco escarzano para soportar la cornisa, que a su vez aguanta un tejaroz (alero del tejado) mediante canes.
 

Otra portada más pequeña y que hoy está cegada, se sitúa a la izquierda. Las enjutas de ésta están decoradas con estrellas de ocho puntas y motivos heráldicos de los Guzmán.
 

Los claustros representan los antecedentes de lo que se hicieron en américa. A los pies de la Capilla de Guzmán el Bueno se encuentra el pequeño Patio de los Evangelistas. Tiene dos plantas. La inferior presenta arcos semicirculares peraltados y enmarcados por alfiz, que descansan sobre pilares de ladrillo ochavados. El superior tiene arcadas de medio punto peraltadas que descansan sobre el mismo tipo de pilar que en el inferior. En sus galerías se conservan pinturas murales del siglo XV destacadas, que se distribuyen entre el zócalo de elementos geométricos y con figuras como la de San Lorenzo o de San Jerónimo.
 

La sacristía es de planta rectangular y se reformó en los años 1615 y 1668 con elementos barrocos. Detrás de ésta se encuentra la sala capitular, cuya cubierta original de crucería se encuentra oculta bajo la bóveda de cañón rebajada por las reformas del siglo XVII.

Las dos dependencias están al este del Patio de los Muertos, que se encuentra en el muro del Evangelio de la Iglesia de Guzmán el Bueno. Dicho patio es de planta rectangular con dos pisos con galerías de pilares de ladrillo ochavados, que se elevan sobre antepechos decorados con estrellas lobuladas. El piso inferior tiene las galerías de arcos semicirculares, mientras que el superior son de medio punto peraltados. Todos se enmarcan por un alfiz. Tal claustro conserva destacadas pinturas murales, aunque algunas están cubiertas por las rehabilitaciones que se hicieron entre 1530 y 1540.
 

En el frente de la galería alta ubicada junto a la escalera de caracol, está la espadaña de la Iglesia de Guzmán el Bueno, fechada en 1609. Pero los remates corresponden a la rehabilitación tras el terremoto de 1755. Esta espadaña tiene dos cuerpos. El inferior con cuatro vanos de medio punto, siendo flanqueados los centrales por pilastras toscanas sobre las que reposa un entablamento con triglifos en el friso. El segundo cuerpo se eleva sobre la cornisa de los vanos centrales del inferior, flanqueado por alerones y pedestales. Tiene n sólo vano de medio punto peraltado, flanqueado por pilastras y coronado por un frontón triangular. Dicho frontón se remata por pedestales que sostienen perinolas (peonzas) de cerámica vidriada.
 

El refectorio se encuentra en la crujía oeste del patio de los muertos, justo en frente de la sala capitular y sacristía. Su planta es rectangular, cubierta con cuatro tramos de nervios de crucería gótica. Conserva restos de pinturas murales en los paramentos y bóveda.

El claustro grande se encuentra en la parte más meridional del conjunto y se llama de la Hospedería. Su planta era cuadrada a modo de patio de crucero en el centro. Sus pilares son de ladrillo cortado, planta hexagonal y con elementos típicos del gótico tardío e inicios del XVI.
 

La torre es de estilo barroco y renovada tras el terremoto del 1755. Se sitúa en el ángulo Sur-este de este claustro de la Hospedería. Su planta es cuadrada y tiene dos cuerpos. El primer cuerpo presenta vanos de balcón en cada uno de sus lados, repitiendo los vanos del exterior del edificio, quedando así enmascarada esta parte de la torre. El segundo cuerpo es el de las campanas. Se alza sobre el entablamento que separa del primer cuerpo. Sus cuatro lados tienen un vano de medio con la clave decorada, flanqueado por pares de pilastras toscanas en las que descansa otro entablamento con ménsulas en su friso.

Sobre la cornisa de la torre hay un antepecho que la bordea, dejando el espacio central para un chapitel octogonal con buhardillas. Dicho chapitel se remata con una veleta y una cruz de forja. El campanario se realizó en ladrillo y azulejos de cerámica vidriada en azul y blanco. Éstos se utilizaron para decorar los pedestales, el antepecho, las pilastras, el chapitel, etc.

Por pieza artística que destaca en su interior, señalar el Retablo Mayor de la Iglesia de Guzmán el Bueno y su esposa, realizada por Juan Martínez Montañés entre 1609 y 1613. También una Virgen con el niño en brazos par ala Capilla del Reservado y un cruficiado.