Palacio Real de Riofrío

El palacio se construyó según el proyecto de Virgilio Rabablio, discípulo de Santiago Bonavía (con quien trabajó en la iglesia de San Justo y Pastor de Madrid, en 1752). La decoración exterior fue encargada a Pedro Sermini. Esto hizo que el palacio se convirtiera en uno de los edificios con mayor influencia neoclásica.

El marqués y secretario de la reina Annibale Scotti aconsejó a ésta en la construcción de este palacio. Scotti era un aficionado al a arquitectura y estaba poco satisfecho con el proyecto que diseñó Sachetti para el Palacio Real de Madrid. Por lo que su criterio influyó en la creación de una versión corregida y un poco reducida de dicho edificio en el palacio Real de Riofrío. El arquitecto Vigilio Rabaglio estaba sin duda influido por el más relevante Bovania y por Scotti. Se iniciaron las obras en 1751 y se terminaron el 1762. Pero cuando Carlos III asumió el torno de España y su madre volvió a su papel representativo en la corte, se le dejó de prestar atención a este sitio.

Su alzado exterior se presenta austero y alejado del barroco español, ciñéndose a un edificio de tres pisos de altura, de planta cuadrada y centrado por un gran patio. Sus cuatro fachadas son prácticamente iguales. Del proyecto original (grandes jardines, teatro, convento franciscano con su iglesia, cuarteles de guardia de Corps y Valonas, casas de oficios y caballerizas) ideado por Scotti sólo se concluyeron las obras del palacio. De las dos alas que debía de tener la plaza de honor para caballerizas sólo se terminó una.

El resultado es un edificio sobrio y a la vez elegante en su disposición proporcional, como se observa en su alzado. Podemos ver un sutil contraste creado por la alternación de frontones curvos y rectangulares en las ventanas de su planta intermedia, así como en el juego de colores de la fachada. La centralidad de su fachada se refuerza por los cuerpos laterales y sus esquinas remarcadas por sillares, así como la puerta del centro más decorativa y su eje rematado con el escudo superior.

Los elementos decorativos del palacio y sus sillares del zócalo son de granito, mientras que los paños están revocados.

Las dos alas con arquerías en el exterior junto al palacio se proyectaron para que albergasen numerosas dependencias de servicio y otras complementarias (iglesia y teatro).

Destacan de su arquitectura italiana sus dos escaleras principales, que son gemelas y simétricas.

Tras la muerte de Isabel de Farnesio, el edificio se quedó como pabellón de caza en el siglo XVIII y XIX y como residencia temporal de Francisco de Asís y Alfonso XII. Por lo que su mobiliario y decoración interior pertenecen a estas épocas.