Tudela

La historia de Tudela comienza en el cerro de Santa Bárbara, donde se han encontrado restos de lo que se cree que fue un poblado celtíbero. En esta colina también se han hallado vestigios de una ciudad romana que pudo llamarse ‘Tutela’ en honor a la diosa romana protectora de ciudades y hogares.

Uno de los lugares más destacados en Tudela es el puente del Ebro, una construcción en piedra que consta de diecisiete arcos, todos ellos diferentes. Está datado entre los siglos XII-XIII, aunque existen documentos que hablan de un primitivo puente musulmán. Otro ejemplo de arquitectura no religiosa en Tudela es la Torre Monreal, una atalaya reconstruida en el siglo XIX y de la que se piensa que ya existía en el siglo X, puesto que está situada en lo alto de un cerro desde donde se divisaba perfectamente la ciudad.

La catedral de Santa María de Tudela fue construida sobre los restos de una antigua mezquita tras la conquista de la ciudad por Alfonso I el Batallador. De este modo, la catedral de Tudela es tardorrománica y cisterciense, concretamente posee características propias de la escuela hispano-languedociana. Sin embargo, el alzado puede considerarse de estilo gótico. La capilla de Santa Ana se encuentra aneja a la catedral de Santa María. Pertenece al estilo barroco y está abundantemente decorada. En ella se encuentra la talla de Santa Ana, a la que la capilla debe su nombre y patrona de la ciudad de Tudela.

Otras iglesias de Tudela son la de la Magdalena, de estilo románico y del siglo XII; y la iglesia de San Nicolás de Bari, barroca tras haber sido reedificada en el siglo XVIII, pero originalmente románica.

Por otro lado, la vida de los tudelanos se organiza en torno a la plaza de los Fueros. En esta se encuentra la Casa del Reloj, un edificio del siglo XVII donde se llevan a cabo muchos de los eventos culturales de la ciudad. Desde la plaza de los Fueros se accede al casco antiguo de Tudela y a la parte nueva de la ciudad.

Cerca de Tudela se encuentran las Bardenas Reales, un parque natural semidesértico fruto de la erosión cuya flora y fauna, aunque escasa, es muy distinta de la existente en el norte peninsular.