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Olite es una localidad navarra que cuenta con un importante pasado histórico. Por los restos arqueológicos romanos encontrados sabemos que Olite fue un poblado amurallado hasta la fundación medieval de la ciudad.
Durante el siglo XV los reyes navarros comienzan la construcción del Palacio Real de Olite, ya que el municipio fue uno de los lugares favoritos de los monarcas de Navarra. Este palacio es comúnmente conocido como el «castillo de Olite» y su edificación supuso la ampliación del palacio de los Teobaldos, una primitiva construcción romana de tipo defensivo que actualmente es sede del parador nacional de turismo. El Palacio Real de Olite resulta especialmente atractivo por el desorden de su composición, ya que no contó nunca con un diseño fijo para su construcción, sino que fue ampliado y reformado varias veces a lo largo del tiempo.
De época medieval también se conservan en Olite otros muchos vestigios. Las galerías subterráneas medievales sirvieron para distintos usos durante la época; y hoy en día pueden visitarse.
La torre del Chapitel formaba parte originalmente de la muralla romana de la ciudad, de la que aún quedan algunos restos adosados a las casas. Esta torre sufrió distintas modificaciones que la habilitaron para diferentes usos como el de ayuntamiento o torre del reloj.
Entre los edificios religiosos de Olite se encuentran las iglesias de San Pedro y de Santa María la Real. La primera de ellas es la más antigua de todas las que puede encontrarse en Olite y supone una mezcla de varios estilos. Lo más destacable de este templo es su torre gótica de más de cincuenta metros. Santa María la Real, por su parte, es una iglesia gótica de gran belleza que fue construida a la par que el Palacio Real de Olite.