Yacimiento Arqueológico Villa Romana Fuente Álamo

El Yacimiento Arqueológico de Fuente Álamo es uno de los conjuntos más destacados de la provincia de Córdoba.

Se encuentra a 3 km del núcleo urbano de Puente Genil. Su nombre se debe a un arroyo que hubo en este mismo enclave, motivo por el que fue ocupado desde la antigüedad.

Su antigüedad se remonta a los siglos I al III d.C. De estas fechas data el Balneum o baño, que es un conjunto dedicado al ocio de quienes habitaron Ipagrum (Aguilar de la Frontera), Astapa-Ostipo (Estepa) y de quienes pasaban por las principales desviaciones de la Vía Augusta. Se aprovechó el curso del arroyo para construir a ambos márgenes unos baños para el ocio e higiene. 

Tras un tiempo breve en el que se abandonó parcialmente, se construyó una villa romana (siglos IV al V d.C.), aprovechando las estructuras existentes. Esta villa es la que destaca principalmente en el yacimiento, sobresaliendo los mosaicos que decoraba la pars urbana (área habitable). La estructura de la villa estuvo también condicionada por el arroyo, ya que a ambos lados de éste es donde se distribuye. 

La parte norte estaba dedicada al almacenamiento de vino y aceite. También contaba con graneros que disponía de conductos de ventilación de aire caliente para evitar la fermentación del trigo. La zona sur de la villa tiene una estructura en estado de conservación excepcional. En su mayoría, esta parte está soterrada debajo de los terrenos colindantes. Aquí está el único aula o patio tetraconque conocido de la Bética. Se trata de un espacio cuadrado con cuatro ábsides semicirculares formando una planta cruciforme.

El suelo estaba pavimentado con un mosaico que muestra como protagonista al dios-río Nilo, rodeado de viñetas que muestra la lucha entre una familia de pigmeos y unas grullas a las que quieren cazar. Estas viñetas han sido muy estudiadas por las investigaciones, ya que tienen carga humorística y erótica, según la epigrafia que acompaña a las figuras representadas. Junto a este espacio se encuentran las termas, cuyo hypocastum o sala de calefacción se conserva relativamente.

La zona más noble de la villa presentaba mayor cantidad de mosaicos que han sido objeto principal de estudio en las excavaciones arqueológicas. Muestras excepcionales son el mosaico del Triunfo de Baco o el de las Tres Gracias. Se ha constatado que los mosaicos estaban considerados objetos de lujo y se usaban para reflejar la posición social elevada de sus moradores. Estos mosaicos se han considerado ejemplos únicos en Hispania.
  
Después de ser una villa rústica, este conjunto arqueológico superpuesto continuó teniendo otros usos durante el primer milenio cristiano. Fue abandonada la villa por sus propietarios, siendo ocupada por otros posteriormente hasta el siglo X, deteriorándola y expoliando elementos constructivos y decorativos romanos. Pero la huella de la época califal también está presente en las dependencias de la villa, donde se aprovecharon en algunas la estructura existente y en otras se destruyeron tanto éstas como los mosaicos.

Así ocurrió con una almazara que se construyó en la parte norte de la villa. Se llegó a construir un molino de viga y una necrópolis en esta época.