Iglesia de San Miguel

La arquitectura de la iglesia de San Miguel destaca por su carácter híbrido y excepcional. Aquí se combina el gótico jerezano con el estilo renacentista y el barroco.
 

En la Iglesia de San Miguel de Jerez de la Frontera intervienen grandes maestros como Francisco Rodríguez, Diego de Riaño y más tarde Hernán Ruiz II “El Joven” (1564 – 1568). A este último se debe la magnífica Sacristía realizada sobre construcción hasta el entablamento de Martín de Gaínza; quien fuera el arquitecto mayor de la archidiócesis hispalense y trabajó en la catedral de Sevilla, principalmente en su Capilla Real. Parece que el autor del diseño de este templo a mediados del sigo XV fue Juan Normán, quien fuera maestro mayor de la Catedral de Sevilla (1454 – 1478). Se deduce su autoría porque era el único capaz de construir una iglesia similar en la Baja Andalucía.

En su exterior se abren tres fachadas, siendo dos de ellas góticas: la del evangelio (1515) y la que se corresponde con el lado de la epístola. La impresionante fachada principal es obra del arquitecto jerezano Diego Moreno Meléndez. Fue diseñada con el concepto de torre-fachada a los pies del templo (1672 – 1701). Se construyó en estilo barroco sevillano similar al de esta ciudad por parte de Leonardo de Figueroa. Ambos maestros colaboraron en el primer cuerpo que da acceso a la iglesia, enmarcando por dobles columnas con hornacinas en el intercolumnio. El acceso se hace por un monumental arco triunfal de medio punto enmarcado por las mencionadas dobles columnas.  Otros tres cuerpos se elevan sobre el primero. El último es de planta octogonal y se remata por un sobresaliente chapitel de azulejos azules y blancos. En conjunto, la profusa decoración de sus pilastras y columnas convierten a la fachada en una obra muy original dentro de la plenitud barroca.
 

La planta de la Iglesia de San Miguel es rectangular e influenciada por la Catedral de Sevilla. Se divide en tres naves por medio de pilares fasciculados de estilo gótico florido. Los doseletes de los pilares son de gran variedad. Estos pilares tienen influencia portuguesa, recordando a la iglesia del Monasterio de los Jerónimos de Belem en Lisboa. De hecho, muchos maestros portugueses estuvieron en Jerez por aquella época. Las cubiertas más cercanas a la capilla mayor o cabecera son de crucería más elaborada, mientras que las que se acercan más al pie del templo son más simples. Su crucero sobresale en altura, pero no en planta.
 

En su interior destaca el retablo mayor, diseñado por Juan Martínez Montañés. Es una obra que ejemplifica la madurez de la escuela sevillana de escultura de la primera mitad del siglo XVII. La estructura del retablo y sus imágenes constituyen un tránsito del manierismo al barroco. Fue continuado por José de Arce entre los años 1641 y 1655.
 

Del resto de obras de arte que se pueden ver en el interior de esta iglesia, destaca el Santo Crucifijo de la Salud que se atribuye a José de Arce. También el tabernáculo de la Capilla del Sagrario (siglo XVIII) que se relaciona con Andrés Benítez, ensamblador jerezano. Otra pieza interesante es la custodia procesional que fue labrada por Juan Laureano de Pina (siglo XVII).
 

La Capilla del Socorro es especial, donde se unen las técnicas de finales del gótico con las del estilo renacentista. Fue realizada por Pedro Fernández de la Zarza en el año 1547. Los relieves escultóricos de sobresaliente profundidad representan la lucha entre el Bien y el Mal.
 

Otras capillas se van repartiendo a lo largo de la iglesia. La Capilla del Sagrario está atribuida a Ignacio Díaz sobre un diseño probable de su hermano Diego Antonio Díaz. Éste último fue por el momento arquitecto de la diócesis hispalense. Se construyó entre 1718 y 1759 en estilo similar al de la fachada principal que se asocia al barroco sevillano. Su planta es de cruz griega, presentando un perímetro central achaflanado con dobles columnas corintias. El centro está cubierto por una cúpula octogonal de media naranja y linterna; mientras que el resto se cubre con bóvedas de cañón.